El futuro no ofrece opción fácil, si no es la que construyen los pueblos. Y hoy, una larga historia de vida nos exige prepararnos contra la desilusión que nos clava la industria del rumor. Por ello es válido decir, que el cantor quiéralo o no, vive inmerso en un compromiso, a no puede ser neutral. No le está dado lavarse las manos. Su silencio mismo, es una forma estridente de comprometerse con algún costado de la vida. Ante el sinnúmero de atentados contra la imaginación creadora, no le está dado optar a lo ermitaño sin entrar en franca contradicción, y dejar a mansalva su derecho y el derecho de todos a alcanzar la mayor suma de felicidad posible, como diría Bolívar. Su obra ya no es suficiente para disipar la incertidumbre y calmar la impotencia social. Se necesita de su responsabilidad social, de su conocimiento y sensibilidad socio-humana. como fuerza significativa para arte-alfabetizar e instituir las bases de la transformación del espacio donde le tocó vivir. su incidencia es contundente para democratizar la certidumbre. A fin de contribuir a materializar el anhelo de todos, un mundo distinto y no mejor que el nuestro. Es en varios frentes el esfuerzo, barreras económicas, miserias, gustos estereotipados, transculturización. De allí la importancia de incentivar, en las nuevas generaciones, una sensibilidad social capaz de generar intereses por el arte y por el pueblo, como aporte a la transformación de lo inevitable. En realidad no es un problema exclusivo del cantor o cantora, pero en todo caso la crisis socio-humana también afecta profundamente el arte y a la vida del que todavía es capar de producirlo. Porque la carencia y el compromiso planetario, de producir seres humanos, está tocando fondo. Apenas unos pocos líderes, que interpretan el clamor de los de a pié, se han producido en estos tiempos. Y eso nos dice, la efectividad de la maquinaria capitalista, que no produce humanos sino centros comerciales, botellas y latas.
Debido a esto el canto, la poesía y el fomento del afecto por los juntos. Dando a entender que somos un país junto, simple y alegre y que seremos posible en cualquier rincón de nuestros pueblos, no necesitamos más, sino sabernos nosotros. Llegó la revolución de la mano de los anónimos, de los desprendidos, de los soñadores, en un bolsillo las contradicciones históricas y en el otro crear los días nuevos por venir para que pueda existir el nuevo ser. Todo gracias, afortunadamente, al único abrazo amoroso que se profundiza cada vez más con la conciencia de ser historia, lo que acontece en nuestros calles: la solidaridad y la convicción de equipos, hombres y mujeres de instituciones de la revolución, y de los militantes de los Sueños.
El objetivo está en marcha, el recuerdo de que estamos vivos nos conduce a la realización de LA INTERNACIONAL DE LOS SUEÑOS. El tiempo insistirá en ello, no somos el sueño sino lo que se construye.